Coll

 

Coll

 

En soledad la luz se queda muda en el páramo gris, en el camino, en el tiempo delgado y matutino donde nunca la sombra te saluda. Un verde vegetal, una flor cruda, un árbol despeinado y anodino, un pedazo de cielo diamantino donde la luz se desnuda. Un mar por dentro virginal y puro, una imagen del sol –cobre maduro– donde brilla la mano creadora. Y una impresión de brisa, de ala de ave, se ha dejado caer, lenta y suave, en tu pintura de alma soñadora.                                              

                                          Manuel Molina




 

De formación inicial autodidacta, desde niño, Juan Coll Barraca (1921-2012) se sintió atraído por el dibujo y la pintura, a los que empezó a dedicarse de forma innata. Prueba de ello, son tres obras que conservó de cuando tenía dieciséis años.


Sin título (1938)

Coll, Juan

14x9

Técnica mixta sobre papel



Sin título (1938)

Coll, Juan

14x9

Técnica mixta sobre papel



Sin título (1938)

Coll, Juan

14x9

Técnica mixta sobre papel




Casa en donde nació mi madre
Coll, Juan
21x21
Óleo sobre cartón


Juan conservó esta obra de los inicios de su trayectoria artística toda su vida por el gran valor sentimental que tenía para él, ya que representaba la masía del municipio de Sant Quirze de Besora (Barcelona) en la que nació su madre, Margarita.



Se cumple plenamente en este artista el vaticinio de Albert Camus: «Es curioso ver la pintura más intelectual, la que trata de reducir la realidad a sus elementos esenciales, no es ya en último término sino un goce de los ojos. No ha conservado del mundo más que el color». Pero del hombre –añadiría yo– sigue conservando toda su inquietud; su fiebre, su pasión.   

                                                     Rafael Azuar


Máscara (1968)
Coll, Juan
30x50
Tinta sobre cartulina

Tras su paso por la Escuela Sindical de Bellas Artes de Alicante, en el mismo año de su inauguración (1949), Juan llevó a cabo durante años numerosas exposiciones individuales y colectivas de ámbito local, provincial, nacional e internacional. Huyendo siempre del encasillamiento, se inspiró en variadas temáticas, con el empleo de las más diversas técnicas y de distintos estilos.


Sin título (1968)
Coll, Juan
31x58
Tinta sobre sobre cartulina



El espíritu innovador de Juan Coll Barraca y su deseo de sumar esfuerzos en aras de una mayor  libertad sociocultural lo llevó a exponer en 1971 con los  grandes grupos del momento (Alcoiart, Integración, D’Elx, Polop y Sax) y junto artistas de la talla de Antoni Miró, Paul Lau o Sixto Marco.



La colección Coll Gómez conserva dos grabados de Antoni Miró de su famosa serie Las lanzas, así como obra gráfica de otros autores.

Nova planta (Llances, 1980)
Miró, Antoni
76,5x51,5
Aguafuerte sobre papel


Principi i fi (Llances, 1980)
Miró, Antoni
76,5x51,5
Aguafuerte sobre papel


Sin título
Díaz Azorín, José
Mancha 36,5x36,5
Serigrafía sobre papel, 81/200


Sin título
Díaz Azorín, José
Mancha 19,5x24,5
Grabado sobre papel, 2/25


Sin título (1974)
Blasco, Arcadi
Mancha 24x24
Aguafuerte sobre papel, 9/200


Proyecto de un cenador para dedos decisorios (1974)
Blasco, Arcadi
Mancha 9,5x14,5
Aguafuerte sobre papel, 6/75



La obra gráfica de Eusebio Sempere (1923-1985) también aparece representada en la colección con siete serigrafías y una litografía. A Sempere le interesan los ritmos lineales coloreados, de fuerte impacto óptico, que producen un indudable efecto dinámico. El entrecruzamiento de líneas y la combinación de formas geométricas llega a insinuar una sensación de volumen y profundidad espacial, todo ello dominado por un potente lirismo.

[…] la línea en Sempere no opera en solitario sino que precisa de su iteración sistemática y serial en busca del efecto expresivo que provoca su reincidencia hasta convertirse en ritmo temporal lumínico-cromático.                                                

                                                   Gan Quesada


Sin título (1975)
Sempere, Eusebio
Litografía sobre papel, HC

Mancha 50,5x52,5


Una serígrafía de Abel Martín (1931-1993) completa la parte de obra gráfica de la colección.

Familia de la curva de Lissajous (1969)
Martín, Abel
70x94
Serigrafía sobre papel 8/12




Sin título (1967)
Coll, Juan
63,5x36
Tinta sobre tabla


Prueba de autor de Juan Coll Barraca








La fantasía desbordante del artista ha creado estas flores las ha trasoñado, les ha tendido el puente de sus tintas y la gracia de su arte para que vivan entre nosotros.

                                          Vicente Mojica


Flores (1970)
Coll, Juan
52,5x37
Tinta sobre sobre cartulina


Sin título
Coll, Juan
45,5x54,5
Tinta sobre tabla


Malvas
Coll, Juan
26x34
Tinta sobre tabla


 Hortensia
Coll, Juan
26x34
Tinta sobre tabla


Sin título
Coll, Juan
26x34
Tinta sobre tabla


Juan conservó dos textos originales mecanografiados que su gran amigo, el poeta Vicente Mojica, escribió con motivo de dos exposiciones suyas.













Ahora, su gran riqueza espiritual se vierte en los paisajes de horizontes infinitos, rojos, ocres, azules, violetas o amarillos. Tierras peladas, llanuras solas, de campo y Dios a la redonda, bajo cielos insólitos.

                                           Vicente Mojica

Paisaje
Coll, Juan
52,5x37
Óleo sobre tabla


Sin título
Coll, Juan
51x36
Óleo sobre tabla


Sin título
Coll, Juan
51x43,5
Óleo sobre tabla


El Pino piñonero (1986)
Coll, Juan
54x50
Óleo sobre tabla


Sin título
Coll, Juan
56x49
Óleo sobre lienzo

Aitana, tierna y abrupta; sus cielos, sus abismos, sus resaltos, sus laderías; todo eso, que le afirma el sentimiento de su independencia y de su libertad, le oprime con la ley de la muerte; todo eso, que le exalta y le recoge con una felicidad tan vieja y tan virgen, y que es como es por nuestro concepto, por nuestro recuerdo, por nuestra lírica, ha de seguir sin nuestra emoción, sin nuestros ojos, sin nosotros.

                                                Gabriel Miró, Años y leguas.

No era tard, no, per a gaudir de l’Aitana. La veritat és que hi sentia la mateixa il·lusió que d’infant. Llavors em corprenia la veu callada i serena de les altes amplàries i l’adustesa del desert pelat; admirava les seues gegantines nueses. Tant de veure-la de lluny, tant de desitjar tenir-la sota els meus ulls, sota els meus peus, quan era minyó havia arribat a pensar —millor, a imaginar— l’Aitana com un miratge que s’hauria d’esvair. [...] Guaitava els cingles grandiosos oberts en la carena immensa; les planes despullades per la tramuntana i el ponent; les matetes desconegudes, com terres remotes, criades davall les neus duradores i els sols abrasidors. L’aire estranyament prim, les diafanitats miraculoses i aquella sensació de vitalitat ferma que anava cada volta més. 

                                              Enric Valor, L’ambició d’Aleix.


Allà dalt, entre aquells pins,

t’espera un silenci etern.

Silenci de mars dormits

i d’inmensitat de cels. 

                                          Eduardo Irles 


Crepuscular (1972)
Coll, Juan
110x84
Óleo sobre lienzo

Benimantell. Desde el camino viejo, Sigüenza destapó y sacó Benimantell de una caja de porcelanas y cartones pintados de verde, de amarillo, de blanco, de almagre, de azul. Frutales de lacas. Las sombras de los callizos, como si las diesen unas lonas de color de naranja y de geranios. El recuesto del Calvario, de un sol de ponciles maduros. Los cipreses, con brillo de floreros de altar, de pie en sus redondeles morados. El campanario de albañilería de yeso y añil; detrás de una nube redonda de lana. Las figuritas del pueblo: la vieja de luto, el pastor con zurrón de choto, la moza de refajo encarnado, dejan en el oro tranquilo de la tarde la vivacidad de sus colores tiernos. Tan de juguete de feria era Benimantell, que resultó un pueblo de verdad. Y ahora, transcurridos los años, ahora lo mismo que entonces, pero al revés: Benimantell desprende para Sigüenza una felicidad de infancia, y es tan de veras en la calma de Aitana, que resulta un juguete de aquel tiempo.

Los vencejos, las golondrinas, los palomos, lo rodeaban de júbilo y de gracia. Los mismos vuelos de hace veinte años en la fisonomía de Benimantell; los mismos vuelos que dentro de veinte, de cuarenta, de setenta años.

                                                  Gabriel Miró, Años y leguas.



Macizo sobre el pantano
Coll, Juan
34x26
Óleo sobre tabla

Aitana
Coll, Juan
43,5x45
Óleo sobre tabla








Sensibilidad e imaginación, perfectamente armonizadas, son base fundamental en la obra de Juan Coll.

                                                   

                                           Francisco Marí



Con la obra aquí reproducida, Carrera de caballos, Juan obtuvo en 1967 el Tercer premio (Figura) y Medalla de Bronce en la XXV Exposición Nacional de Arte de Educación y Descanso en Alicante. Se puede ver aquí la medalla recibida, así como recortes de prensa de la época haciéndose eco de la noticia, el catálogo de la muestra y el listado de precios, junto a publicaciones en las que apareció fotografía de la obra.











Puertas y ventanas
Coll, Juan
47x58,5
Tinta sobre tabla



En 1971, Juan consiguió el Tercer Premio y Medalla de Bronce en la XXI Exposición Provincial de Arte de Educación y Descanso en Alicante con su obra Puertas y ventanas. Además de la obra, Juan conservó las bases del concurso, el catálogo de la exposición, el trofeo y el recorte de prensa en referencia a los premiados en el mismo.






Juan Coll pinta, no las cosas, sino sus cualidades más esenciales, y lo hace con tan exquisita serenidad y artística sencillez que, contemplando su obra, nos domina un dulce e íntimo sosiego, trascendido de espiritual hondura.

                                        Vicente Ramos  





Portadas de la revista Idealidad ilustradas con obras de Juan Coll (de arriba a abajo Marzo-Abril, 1970; Marzo-Abril, 1977; Septiembre-Diciembre 1978 y Julio-Agosto-Septiembre, 1981).


Sin título
Coll, Juan
38x54
Acrílico sobre cartulina

La revista Idealidad vivió cerca de cuarenta años y recogió no solo la historia de la Caja de Ahorros del Sureste de España, sino de sus entidades sucesoras. El primer número ve la luz en febrero de 1952. Fundada por el entonces director de la Caja, Antonio Ramos Carratalá, se inició recogiendo las noticias más singulares de la entidad, tanto financieras como sociales y culturales, junto a algunas colaboraciones literarias. Estas fueron creciendo hasta situar la revista, en el entorno de las provincias de Alicante y Murcia, como un referente en el mundillo del arte escrito. Responsable de este posicionamiento fue, sin duda, el historiador Vicente Ramos Pérez, que ya aparece como director en el ejemplar de Junio-Julio de 1957. Probablemente fue él mismo quien iniciara un cierto rediseño, que se inicia a fines de 1955, cuando empiezan a aparecer en portada ilustraciones de obras de los más conocidos pintores alicantinos, entre ellas, cuatro de su buen amigo Juan.


La biblioteca de Juan y Lolita conserva, dedicados, muchos de los libros escritos por el historiador Vicente Ramos Pérez (1919-2011).



A lo largo de su trayectoria, Juan, de inquieto espíritu artístico, ilustró con sus obras diversos libros de cuentos y poemas de autores como Jesús Gabaldón, el padre Ángel Barquilla, Francisco Alonso, Ana Franco, Ángel Teodoro y su gran amigo Vicente Mojica.




Juan y Lolita conservaron en su biblioteca numerosos libros de poemas y el auto sacramental escritos por Vicente Mojica Benito (1923-1989), todos dedicados a ellos por el autor.



Juan siempre estuvo dispuesto a contribuir de forma altruista con sus obras a todo tipo de causas humanitarias, sociales y culturales, como demuestran los catálogos de las numerosas exposiciones benéficas en las que participó con el fin de ayudar a conseguir fondos para causas tan diversas como los países en vías de desarrollo, los damnificados por las riadas, los discapacitados, los niños saharauis, así como para viajes de estudio universitarios, las Hogueras, los Moros y Cristianos, etc.














            

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